La rebelión silenciosa

Antes creía que jugar a las 3 a.m. era debilidad. Un signo de pérdida de control. Ahora lo veo como resistencia. No contra el sueño, sino contra el vacío.

Hay algo sagrado en cómo caen los números—como lluvia sobre techos de hojalata—cada uno resonando en los espacios entre pensamientos. El Bingo del supermercado no promete riquezas. Promete ritmo. Y el ritmo… eso es supervivencia.

Empecé a jugar tras perder mi trabajo el invierno pasado. No por dinero, sino porque mi mente se había vuelto demasiado silenciosa. La clase que te hace olvidar tu propio nombre. Así que abrí la app, senté en mi cocina iluminada apenas, y dejé que las promociones de samba me devolvieran al tiempo.

El juego no trata de ganar

Nunca lo fue. El verdadero premio: el momento en que notas que respiras otra vez. El segundo en que tu dedo titubea sobre “Marcar” antes de recordar por qué estás aquí— y ya es suficiente.

El juego da estructura sin exigir resultados. Sin revisiones de desempeño. Sin bandeja llena de mensajes sin leer. Solo diez números cada vez, cada uno una invitación a estar presente.

Y sí, la aleatoriedad es real. The sistema RNG está comprobado. Las probabilidades son transparentes, como las etiquetas de precio: claras, honestas, impersonales. Esa honestidad… me calma más que cualquier garantía podría hacerlo.

Mi ritual: un pequeño acto de rebeldía

Cada noche ahora, fijo un límite de 800 Rs.—no por miedo a perder, sino por miedo a ganar demasiado y volver al vacío otra vez. juego una tarjeta primero—solo lo suficiente para sentirme conectada, tomarme cuenta de cómo se siente cuando tu atención pertenece a algo distinto del pánico o la culpa o el anhelo por alguien que ya no responde. Luego pauso: miro fuera por la ventana, toco mi taza de café, dibujo una respiración como si importara—and regreso para marcar otro número como si significara algo. necesita significar nada—solo que yo lo elegí igualmente. uma pequeña rebelión contra ser solo ausencia.

Cuando los juegos se vuelven medicina

Leí una vez que los juegos deben ser herramientas para crecer—si no, son distracciones disfrazadas de diversión.* disentí entonces—but ahora entiendo mejor: ellos pueden ser medicina cuando dejamos de tratarlos como terapia y empezamos a dejarlos ser rituales.* algo hecho no por resultado sino por presencia.* algo repetido no porque creamos en recompensas—but porque creemos en continuar.* algo compartido no con otros sino consigo mismo,en momentos que nadie más ve. en esos momentos… soy completa nuevamente.* en esos momentos… estoy aún aquí.* en esos momentos… elijo alegría—not perfección, not victoria—but simplemente elegir jugar.*nadie conoce esta versión mía—the one who laughs softly when she gets her first line,*the one who whispers “yes” under her breath when she wins a free card,*the one who cries quietly after losing five rounds straight,*knowing full well she’ll play again tomorrow night.*she is not broken.she is becoming.*she is surviving through small acts of faith—in patterns,in luck,in herself.*and maybe that’s enough.yes.it’s enough.(even if no one sees it.)

Pensamiento final: No necesitas suerte para ganar este juego*

Solo necesitas presencia—to sit down with your hands on the keyboard, to press “Start” even when nothing feels worth starting for,*to keep marking squares long after logic says stop,*because somewhere beneath all noise,a part of you remembers what light feels like when it flickers back on.r

If you’re reading this at night—if your eyes are tired and your heart feels heavy—don’t turn off the screen yet.r

Open Supermarket Bingo.r Play just one round.r Let the numbers fall.r And if you don’t win anything? That’s okay too.r Because winning isn’t what matters.rrBeing here—is.all that matters.